Guía para comprender el cáncer de cuello uterino

Todo lo que debes saber sobre el cáncer de cuello uterino

Guía para comprender el cáncer de cuello uterino

¿ Qué es el cáncer de cuello uterino?

El cáncer de cuello uterino se produce en el cuello uterino, o cérvix, que es la parte inferior del útero (el lugar en donde crece el feto durante el embarazo). Esta forma el canal que lleva a la vagina. A continuación te mostramos qué es el cáncer de cuello uterino y las especificaciones de estas parte del cuerpo, la cual posee dos partes diferentes y está cubierto con dos tipos diferentes de células.

  • Endocérvix: es la parte del cuello uterino más cercana al cuerpo del útero. Está cubierta por células glandulares.
  • Exocérvix o ectocérvix: es la parte próxima a la vagina. Está cubierta por células escamosas.

Estos dos tipos de células se encuentran en un lugar llamado zona de transformación, la cual va cambiando dependiendo de condiciones como la edad, embarazos y partos.

¿Cómo comienza un cáncer de cuello uterino?

Los cánceres de cuello uterino usualmente empiezan cuando las células glandulares o escamosas empiezan a crecer en forma descontrolada. Esto no sucede de un momento a otro, sino que dichas células se van transformando gradualmente.

Algunas cepas del VPH (virus del papiloma humano) son un agente causal de la mayoría de los tipos de cáncer de cuello uterino. Cuando se contrae VPH, usualmente, el sistema inmunitario impide que el virus produzca algún daño. Sin embargo, en algunas mujeres, puede que el virus sobreviva durante años, lo que conlleva a que algunas células de la superficie del cuello uterino se transformen en células cancerígenas.

Si una mujer fuma, tiene muchos hijos, ha utilizado píldoras anticonceptivas por mucho tiempo o tiene una infección por VIH, está en mayor riesgo de contraer cáncer de cuello uterino.

Síntomas

En la fase inicial no es común que se presenten síntomas. Para que las células normales del cuello uterino se conviertan en cancerosas, por lo general deben pasar varios años. En ese momento, cuando el cáncer crece hacia el tejido adyacente, se empiezan a presentar los siguientes síntomas:

  • Sangrado vaginal anormal: presencia de sangre después de mantener relaciones sexuales, después de la menopausia, entre periodos, periodos que duran más tiempo, más cantidad de lo normal, etc.
  • Secreción vaginal inusual: secreción líquida que puede contener algo de sangre y se puede presentar entre periodos o después de la menopausia.
  • Dolor al mantener relaciones sexuales.

Tipos de cáncer de cuello uterino

Dependiendo del tipo de cáncer de útero que se presente, se puede determinar el tratamiento a seguir. Los principales cáncer de cuello uterino son:

  • Carcinoma epidermoide: La mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino son de este tipo. Este comienza en las células planas y finas (las células del epitelio pavimentoso) que recubren la parte externa del cuello del útero, el cual se abre hacia la vagina
  • Adenocarcinoma: Este tipo de cáncer comienza en las células glandulares en forma de columna que recubren el conducto cervicouterino.

A veces, ambos tipos de células participan en el cáncer de cuello de útero, Estos tumores se llaman carcinomas adenoescamosos o carcinomas mixtos.. En casos muy poco frecuentes, el cáncer se produce en otras células del cuello del útero,

Causas

Un factor que influye en el desarrollo de lesiones premalignas es la infección VPH. Sin embargo, no podemos afirmar que el VPH sea la causa del cáncer de cuello uterino. Es más, la mayoría de las mujeres con VPH no padecen cáncer de cuello uterino. Lo que sí se sabe, es que existen varios factores de riesgo que contribuyen a que las mujeres (especialmente las expuestas a VPH) sean más propensas a padecer cáncer de cuello uterino.

Factores de riesgo

Algunos de los factores que aumentan el riesgo de padecer de cáncer de cuello uterino son:

  • VPH: Una infección de VPH crónica, especialmente cuando es causada por ciertos tipos de VPH de alto riesgo, puede eventualmente causar ciertos cánceres, como el cáncer de cuello uterino.
  • Tabaquismo. El tabaquismo está asociado con el carcinoma de células escamosas. Además, fumar hace que el sistema inmunitario sea menos eficaz en combatir las infecciones con VPH.
  • Sistema inmunitario débil. El sistema inmunitario es el responsable de destruir las células cancerosas, y de retardar su crecimiento y extensión. Por eso, si tienes otra enfermedad que debilita este sistema las probabilidades de desarrollar cáncer de cuello uterino pueden ser mayores.
  • Una alimentación con pocas frutas y verduras: Una alimentación baja en vitaminas, minerales y fibra puede conllevar a un mayor riesgo de cáncer de cuello uterino.

Detección

Entre más temprano se detecte un cáncer, más rápido se puede tratar y más probable es que se tenga éxito en el tratamiento. Usualmente, se sugiere que empezar a realizar las pruebas para detección de cáncer de cuello uterino y cambios precancerosos a la edad de 21 años. Entre las pruebas para la detección, se encuentran:

Prueba de Papanicolaou:

en esta, el médico raspa y cepilla células del cuello del útero, y luego las examina en un laboratorio para detectar anomalías. Esta prueba permite detectar células anormales en el cuello del útero, incluidas las células cancerígenas y células que muestran cambios que aumentan el riesgo de cáncer de cuello uterino.

Prueba de ADN para VPH:

Esta incluye el análisis de las células extraídas del cuello del útero para detectar la infección por uno de los distintos tipos de VPH que presentan más probabilidades de producir cáncer de cuello uterino.

Diagnóstico y exámenes:

Si presentas ciertos síntomas que sugieren cáncer o si el resultado de la prueba de Papanicolaou muestra células anormales, será necesario realizar pruebas adicionales que pueden diagnosticar el cáncer de cuello uterino.

Colposcopia:

Como primera medida, un médico debe examinar completamente el cuello uterino. Para esto, utiliza un instrumento que tiene lentes de aumento especiales (colposcopio), el cual permite que el doctor vea de cerca y claramente la superficie del cuello uterino y observe si hay áreas anormales. Si esto sucede, realiza una extracción de un pequeño pedazo del tejido (biopsia), el cual se envía a un laboratorio para que se observe al microscopio. Una biopsia es la mejor manera de determinar si un área anormal es un precáncer, un cáncer o ninguno de los dos

La biopsia puede realizarse de cuatro maneras distintas:

  • Biopsia por punción: Se toman pequeñas muestras de tejido del cuello uterino usando una herramienta puntiaguda
  • Raspado endocervical: Se tomar una muestra de tejido del cuello uterino con un instrumento pequeño con forma de cuchara (raspador) o un cepillo delgado

Si los resultados de la biopsia por punción o el raspado endocervical son alarmantes, el médico puede realizar alguna de las siguientes pruebas:

  • Asa de alambre eléctrico: Se usa un alambre eléctrico delgado de bajo voltaje para obtener una pequeña muestra de tejido. Por lo general, este procedimiento se lleva a cabo en el consultorio del médico y la paciente recibe anestesia local.
  • Conización quirúrgica O Biopsia de cono: Se obtienen muestras de un fragmento de tejido (en forma de cono) de las capas más profundas de células del cuello uterino para que luego sean analizadas en el laboratorio. Este procedimiento se realiza en el hospital y la paciente recibe anestesia local.

Estudios por imágenes

Si tu doctor encuentra cáncer de cuello uterino, se pueden realizar estudios por imágenes para examinar con detalle lo que sucede. Estos estudios se hacen para ver si el cáncer se propagó y a dónde se propagó, lo cual es clave a la hora de tomar una decisión acerca del tratamiento a seguir. Entre los estudios por imágenes se encuentran

Radiografía de tórax:

sirve para determinar si el cáncer se ha propagado a los pulmones

Tomografía computarizada:

se realiza si el tumor es más grande o para comprobar si hay propagación

Imágenes por resonancia magnética:

muestra las partes del tejido blando del cuerpo, lo cual ayuda a identificar el estado del cáncer.

Urografía intravenosa:

también conocida como pielograma intravenoso o IVP, consiste en una radiografía del sistema urinario, tomada después de inyectar un colorante especial en una vena, mediante el cual se identifican áreas anormales en el tracto urinario, causadas por la propagación del cáncer de cuello uterino.

Tomografía por emisión de positrones:

La tomografía por emisión de positrones (PET) usa glucosa que contiene un átomo radiactivo. Las células cancerosas en el cuerpo absorben grandes cantidades de azúcares radiactivos y una cámara especial puede detectar dicha radiactividad.

Estadios de cáncer de cuello uterino

Para poder determinar el tratamiento adecuado, también es fundamental identificar el estadio específico en que se encuentra el cáncer. Lo estadios del cáncer de cuello uterino son los siguientes:

  • I: el cáncer solo se encuentra en el cuello del útero.
  • II: el cáncer está presente en el cuello del útero y también en la parte superior de la vagina.
  • III: el cáncer ya se ha diseminado a la parte inferior de la vagina o a la pared lateral de la pelvis, a nivel interno.
  • IV: el cáncer se ha diseminado a órganos cercanos, como la vejiga o el recto, o a otras partes del cuerpo, como los pulmones, el hígado o los huesos.

Tratamientos

El tratamiento depende de muchos factores, pero entre los más comunes se encuentran la cirugía, la radiación, la quimioterapia, la terapia dirigida y la inmunoterapia.

Cirugía: 

Dependiendo de qué tan grande sea el tumor y del estadio de la enfermedad, se puede:

Extirpar el tejido maligno o el cuello cervical completo

En casos más extremos se retira el útero (preservando o no los ovarios y las trompas) y los ganglios linfáticos regionales.

Los tipos de cirugía son:

  • Conización: Es la misma biopsia de cono, de la que hablamos anteriormente como método de diagnóstico. Esta se realiza como tratamiento si el cáncer es microinvasivo.
  • Cervicectomía radical o traquelectomía: En esta cirugía se extirpa el cuello uterino y se diseccionan los ganglios linfáticos pélvicos, pero se deja intacto el útero. Se usa en mujeres jóvenes que desean preservar la fertilidad.

Histerectomía:

Hay dos tipos. Con la histerectomía simple se extrae el útero y el cuello uterino, y con la histerectomía radical, además de esto, se extirpa la parte superior de la vagina, el tejido que rodea al cuello del útero y los ganglios linfáticos pélvicos.

Exenteración pélvica: 

Se extirpa el útero, vagina, colon inferior, el recto y/o la vejiga, si el cáncer se ha diseminado a estos órganos tras la radioterapia.

Radioterapia:

La radioterapia puede utilizarse sola, como tratamiento único antes de la cirugía o en combinación con la quimioterapia.

Quimioterapia:

Esta se administra para eliminar las células malignas por vía intravenosa, atacado células que pudieran quedar tras la cirugía o radioterapia.

Los efectos secundarios más comunes son:

  • náuseas
  • vómitos
  • diarrea
  • fatiga
  • pérdida de apetito
  • leucocitos o hemoglobina bajos
  • sangrado o hematomas
  • adormecimiento o cosquilleo en manos y pies
  • dolor de cabeza
  • pérdida del cabello
  • oscurecimiento de la piel y las uñas.

Estos síntomas no aparecen de forma simultánea y suelen desaparecer al finalizar la terapia.

Terapia dirigida

En este tratamiento, se usan medicamentos u otras sustancias para identificar y atacar células cancerosas específicas sin dañar las células normales.

Inmunoterapia

Esta terapia consiste en el uso de medicinas que estimulan el propio sistema inmunitario del paciente. Esto para que sea capaz de reconocer y destruir las células cancerosas de una manera eficaz. La inmunoterapia se emplea para tratar el cáncer de cuello uterino propagado o que ha regresado.

Tratamientos complementarios

Estas son terapias que van la mano de los tratamientos convencionales.

Meditación

Una alternativa, que no te cuesta nada y solo depende de ti, es la de dedicar tiempo para ti misma. Piensa en ti, medita, siente cada parte de tu cuerpo, aprende a entenderte. Esto te facilitará entender qué pasa con tu cuerpo y cómo combatir las enfermedades de la mejor manera.

Cannabis

Los cannabinoides disminuyen el malestar general, ya que contribuyen a la mejoría de náuseas y vómitos. Adicional, mejoran la estimulación del apetito y al alivio del dolor que algunos tratamientos producen.

En conjunto con los tratamientos convencionales, puede potenciar la muerte de las células tumorales, reduciendo su potencial de propagación y metástasis.

Hábitos

Practicar actividad física es recomendable para el bienestar general de tu organismo. Además, es aún más importante cuando te enfrentas al cáncer. Ejercitarte ayudará a que la sangre fluya mucho mejor y tu metabolismo trabaje más eficientemente. Procura llevar una dieta balanceada, rica en frutas y vegetales.

Estrategias de afrontamiento y apoyo

Si has sido diagnosticada con cáncer de cuello uterino, o tienes un cercano con este cáncer, te presentamos alternativas para afrontar esta noticia. Sabemos que un diagnóstico de cáncer puede representar todo un desafío emocional. Cada persona tiene una forma distinta de enfrentar esta situación. Sin embargo, si aún estás descubriendo qué es lo que mejor te funciona, puedes probar alguna de estas opciones.

Conoce tu cáncer

Entre más informada estés sobre el cáncer, más fácil será tomar decisiones relacionadas con el tratamiento. No sientas miedo ni pena de preguntarle a tu doctor, busca información en bibliotecas y sitios web confiables. Si quieres saber un poco más del cáncer puedes visitar nuestro artículo completo aquí.

Rodéate de amigos y familiares

Contar con alguien que te acompaña, te entiende y te da su apoyo es muy importante, siempre. Sí tienes una relación estrecha con alguien podrás lidiar con el cáncer sabiendo que estás respaldado. Tu bienestar empieza por cómo te sientes.

Busca alguien con quien hablar

Encuentra a una persona que esté dispuesta a escucharte y a hablar sobre tus esperanzas y tus temores. Puedes buscar hablar con un terapeuta, un médico o alguien de un grupo de apoyo. Es bueno expresar las dudas o los pensamientos (en general), ser escuchado y no guardar los miedos.