Cáncer de riñón: qué es y cómo identificarlo

Qué es el cáncer de riñón: síntomas y tratamientos

Cáncer de riñón: qué es y cómo identificarlo

Qué es el cáncer de riñón

El cáncer de riñón, también conocido como cáncer renal, comienza cuando las células del riñón comienzan a crecer de manera descontrolada formando masas denominadas tumores que pueden expandirse a otros tejidos cercanos.

Los riñones son los encargados de filtrar la sangre y así eliminar el exceso de agua, sal y desechos del cuerpo, todo esto se convierte en la orina que finalmente es desechada del organismo.

Si recientemente han diagnosticado a alguien de tu familia o estás a cargo de un paciente con cáncer de riñón, es importante que sigas leyendo este artículo. Aquí te informamos de de sus síntomas, cómo prevenirlo y qué terapias alternativas hay para ayudar con los síntomas.

Conceptos básicos

El riñón es el órgano del cuerpo encargado de la excreción de desechos vía urinaria dando como resultado la orina. Por esta compleja estructura se recogen los nutrientes que requiere

el cuerpo y, finalmente, se desecha lo que no es necesario para los procesos propios del metabolismo.

Anatómicamente, en el riñón se pueden diferenciar dos grandes estructuras.

  • El parénquima (la cubierta)
  • Los cálices

Estos forman una serie de toboganes por los que finalmente salen los desechos. Adicionalmente, hay vasos sanguíneos que lo alimentan y nervios que permiten su adecuado funcionamiento.

En la corteza renal encontramos las unidades funcionales que se llaman nefronas que, junto a varios componentes, forman un estilo de papel filtro por medio del cual separan los desechos de los productos aprovechables para el cuerpo como agua, sales, minerales, micronutrientes, azúcares e impiden que se eliminen productos como proteínas.

Tumores en el riñón

Existe una extensa lista de tumores renales, la Organización Mundial de la Salud los ha clasificado de acuerdo con sus características patológicas y genéticas, dentro de las cuales se encuentran tumores de comportamiento benigno y maligno.

Tumores benignos del riñón

  • Adenoma cortical renal. Comparte características con el carcinoma papilar que tiene características malignas por lo cual requiere seguimiento
  • Oncocitoma. Se presenta con mayor frecuencia en hombres que en mujeres sin presentar síntomas.
  • Angiomiolipomas. Son tumores formados por vasos sanguíneos (angio), músculo liso (mio) y tejido adiposo (lipoma) que requieren estudios de esclerosis; su complicación más importante es la hemorragia retroperitoneal.

Tumores malignos del riñón

Carcinoma de células renales o Adenocarcinoma.

  • Normalmente son tumores redondeados por lo general grandes, representan 80 a 85% de todos los tumores malignos renales de la edad adulta.
  • Usualmente se pueden presentar en la sexta a séptima décadas de la vida, en hombres. Comienzan en la corteza renal pero pueden invadir la médula y los sistemas de cálices.

Carcinoma de células claras

  • Se origina en el sistema tubular (túbulos excretores). Recibe su nombre por la tonalidad pálida que se presenta al verlo en el microscopio, es de crecimiento sólido, puede ser esporádico o estar asociado a enfermedades genéticas

Carcinomas papilares.

  • Son tumores pequeños que se originan en la corteza, son redondos y suelen presentarse bilaterales. Su nombre lo reciben por las características que se aprecian en el microscopio.

Carcinoma renal de células cromófobas

  • Es el menos común de los adenocarcinomas de células renales. Las células son pálidas, pero son mucho más grandes que las del carcinoma de células renales de tipo células claras.

Nefroblastoma, también conocido como tumor de Wilms

  • Es un tumor que se origina desde la etapa embrionaria (antes del desarrollo del feto en la gestación) o a muy temprana edad.
  • Se presenta, en niños de 2 a 5 años, como una gran masa abdominal que se siente con facilidad; pueden sentir dolor, fiebre y presentar orina con sangre.
  • Deben realizarse estudios genéticos.

Existen otros subtipos de carcinoma de células renales que son poco frecuentes,  entre estos se encuentran: carcinoma renal del túbulo colector, carcinoma renal quístico multilocular, carcinoma medular, carcinoma renal mucinoso tubular y de células fusiformes y carcinoma renal asociado con neuroblastoma. También hay carcinomas de células renales no clasificados, porque no encajan dentro de los anteriores subtipos, o porque se encuentra más de un tipo de célula.

Síntomas

Los síntomas del cáncer de riñón no son muy frecuentes en las primeras etapas de la enfermedad o cuando se trata de neoplasias benignas, por lo cual su diagnóstico puede ser muy difícil de realizar.

Algunos síntomas que pueden presentar son::

  • Sangre en la orina
  • Dolor en un lado de la espalda baja
  • Una masa o protuberancia en el costado o espalda baja
  • Cansancio (fatiga)
  • Pérdida del apetito
  • Pérdida de peso sin hacer dieta
  • Fiebre que no es causada por alguna infección y que no desaparece
  • Anemia (bajos recuentos de glóbulos rojos)

Causas

Las investigaciones sobre el tema hasta el momento no concluyen la causa del cáncer de riñón. Se sabe que lo causan mutaciones en el ADN, pero el porqué de esos cambios anormales aún es materia de debate, aunque existen algunos factores de riesgo que se han relacionado con su desarrollo.

Factores de riesgo

Muchos factores de riesgo podrían aumentar la probabilidad de padecer cáncer de células renales. Entre estos se encuentran:

  • Consumo de cigarrillo
  • Obesidad
  • Antecedentes familiares del cáncer de riñón
  • Edad avanzada
  • Exposición en el lugar de trabajo a sustancias tóxicas
  • Presión arterial alta (hipertensión)
  • Uso de ciertos medicamentos (consultar con el médico)
  • Enfermedad renal avanzada
  • Pacientes en manejo con diálisis de manera crónica.

Prevención

Es imposible prevenir con certeza este tipo de cáncer, pero sí es posible reducir los factores de riesgo que pueden llegar a generarlo. Para prevenir el cáncer de riñón se debe:

  • Evitar el consumo cigarrillo, además de alejarse del rango de exposición del humo de alguien que fuma
  • Seguir una dieta sana y hacer ejercicio para mantener un peso saludable
  • Tener un alto consumo de líquidos, esto permite mejor circulación renal
  • Tratar la hipertensión arterial
  • Evitar la exposición en el lugar de trabajo a sustancias dañinas como cadmio y solventes orgánicos que podrían aumentar el riesgo de cáncer de células renales
  • Evitar el uso de medicamentos sin indicación médica dado que algunos son eliminados a través del riñón y pueden sobrecargarlo, en especial algunos antibióticos y antiinflamatorios como ibuprofeno.

Diagnóstico y exámenes

Este tipo de cáncer suele ser detectado muy cerca a las etapas iniciales de la enfermedad, cuando aún está situado en el riñón. Debido a lo profundo de la ubicación de los riñones, muchas veces los tumores no pueden ser palpados desde la superficie.

Las pruebas que existen para confirmar el diagnóstico de cáncer de riñón son las siguientes:

Antecedentes médicos y examen médico:

  • El médico preguntará sobre los síntomas, los posibles factores de riesgo y los antecedentes personales y familiares.

Análisis de orina:

  • Se realiza para detectar pequeñas cantidades de sangre y otras sustancias que no se pueden ver a simple vista en la orina. Se estima que alrededor del 50% de los pacientes con cáncer de células renales tiene sangre en la orina, aunque esto puede ser un síntoma de otras patologías que van desde simples infecciones.

Recuento sanguíneo completo o Hemograma:

  • En esta prueba se miden las cantidades existentes de las diferentes células en la sangre. En pacientes con cáncer de riñón es usual encontrar un bajo recuento de glóbulos rojos, en especial disminución de la hemoglobina (anemia), o aumento del hematocrito (Policitemia).
  • Estos recuentos son fundamentales para determinar el estado general de la salud de la persona, y poder establecer el tratamiento adecuado.

Análisis químico de la sangre:

  • En este estilo de exámenes de laboratorio el médico intentará averiguar si se presenta alguna anomalía en el metabolismo que puede hacer sospechar acerca de metástasis, así que puede pedir exámenes del calcio, paratohormona, pruebas de la función del hígado y del riñón, así como exámenes hormonales.

Tomografía computarizada (CT o CAT):

  • Se utilizan rayos x desde diferentes ángulos, los cuales permiten crear una imagen tridimensional del interior del cuerpo. Se puede obtener una vista detallada para saber si se presentan anomalías o tumores.

Resonancia magnética (MRI- magnetic resonance imaging):

  • En vez de rayos x, usa campos magnéticos para producir imágenes detalladas del cuerpo y su interior.
  • A diferencia de la tomografía, en este examen se pueden ver con más detalle estructuras blandas como órganos, tendones y músculos, y permite identificar lesiones pequeñas, diferenciar entre lesiones quísticas y sólidas y detectar la presencia de hemorragia dentro de un quiste.
  • Antes del examen se administra un tinte especial que permite obtener una imagen más clara del interior.

Ecografía (ultrasonido):

  • Se emiten ondas de sonido y el eco de estas permite crear una imagen del interior, lo cual le muestra al especialista si existen anormalidades en las estructuras del riñón.

Tomografía por emisión de positrones (PET – positron emision tomography):

  • Consiste en la inyección de una sustancia azucarada radioactiva que es absorbida por las células que utilizan mucha energía (células cancerosas). Este estudio también se denomina PET-CT porque se combina con la exploración por tomografía computarizada. Esta permite generar las imágenes e identificar los lugares en los que se presenta esta actividad.

Pielograma intravenoso:

  • Consiste en una radiografía del sistema urinario que se toma después de inyectar un colorante especial. Es útil para encontrar anomalías en la pelvis renal y el uréter.

Angiografía:

  • Se utiliza una sustancia de contraste (distinta a la del pielograma intravenoso), la cual permite identificar el mapa de los vasos sanguíneos, y ayuda a identificar y diagnosticar alteraciones en los vasos renales o posible formación de vasos nuevos que alimenten un tumor.

Radiografía de tórax:

  • Se examina el tórax para determinar si el cáncer se ha propagado a los pulmones.

Gammagrafía ósea:

  • Con este estudio se busca identificar si el cáncer se ha propagado a los huesos. La PET también sirve para identificar esto, por lo que la gammagrafía ósea no es tan común.

Biopsia de riñón:

  • En esta prueba se obtiene una pequeña muestra del tejido, es decir, células del área sospechosa y, posteriormente, esta muestra se observa a través un microscopio.

Clasificación del estadio del cáncer de riñón

Si tu doctor confirma el diagnóstico de cáncer de riñón, entrará a determinar exactamente en qué etapa se encuentra, para poder realizar el tratamiento adecuado.

Cada cáncer se puede clasificar en diversos estadios, dependiendo de si se encuentra localizado, si ha invadido estructuras cercanas o si se ha diseminado a otros órganos con metástasis a distancia.

El sistema de estadificación más común para el cáncer de riñón es el sistema TNM el cual determina:

T: tamaño del tumor

N: propagación a nódulos linfáticos adyacentes

M: metástasis a sitios distantes

Cada uno de estos se valora en una escala de 0 a IV según el grado de afectación.

El estado TMN es fundamental para decidir cuál es el tratamiento ideal, dependiendo del caso.

Tratamientos

El paciente que ha sido diagnosticado con cáncer de riñón tiene varias opciones de tratamiento. Por lo general su efectividad depende en gran parte de la etapa en la que ha sido detectado.

Es importante explorar con detalle cada una de las alternativas del paciente, sopesando los beneficios contra los posibles riesgos y efectos secundarios de cada una de las opciones de tratamiento.

Cirugía:

  • Dependiendo del tipo, la etapa y la localización del cáncer, así como de otros tejidos afectados, se pueden emplear diferentes operaciones para extirpar el cáncer y algunas veces otros tejidos cercanos a los riñones.
  • Esta puede ser radical es decir extirpar todo el riñón afectado o conservadora (nefrectomía parcial y la enucleación o tumorectomía) la cual se realiza cuando hay alteración de los dos riñones, o solo un riñón funciona adecuadamente.

Ablación:

  • En pacientes en etapas muy avanzadas que se encuentran muy débiles para someterse a una cirugía se emplean otros métodos para destruir los tumores (crioterapia, radiofrecuencia y embolización arterial).

Radioterapia:

  • Utiliza rayos X, rayos gamma, o partículas de alta energía para destruir las células cancerosas.

Quimioterapia:

  • Usa medicamentos contra el cáncer que se inyectan en una vena o se administran oralmente. Estos medicamentos entran al torrente sanguíneo y llegan a todas las áreas del cuerpo, lo que hace que este tratamiento sea útil contra los cánceres que se han propagado.

Terapia dirigida:

  • Se utilizan ciertos medicamentos que apuntan directamente a los genes, a las proteínas específicas de cáncer, o a las condiciones del tejido que contribuyen al crecimiento y la supervivencia del cáncer. Esta terapia se enfoca en las células cancerosas específicas, sin dañar las células normales.
  • Puede ser útil en el tratamiento de personas que no pueden tolerar los efectos secundarios de la quimioterapia. Se encuentran de dos tipos: Anticuerpos monoclonales o fármacos de moléculas pequeñas.

Inmunoterapia:

  • También llamada terapia biológica, su objetivo es estimular el sistema inmune (las defensas naturales del cuerpo) para que por sus actividades fisiológicas logre combatir o destruir las células cancerosas evitando las alteraciones de las células sanas.

Tratamientos complementarios

Los tratamientos que se hacen en paralelo a los convencionales por lo general se centran en el alivio de los efectos secundarios por tratamientos como la quimioterapia. Esto es una ayuda y un beneficio para el paciente en su calidad de vida.

Debe ser de principal interés generar una adecuada red de apoyo al rededor del paciente y la familia, y realizar manejos integrales.

Estas son terapias que van la mano de los tratamientos convencionales:

Acupuntura:

  • Logra ayudar al paciente a superar el dolor y la fatiga del tratamiento con la inserción de agujas quirúrgicas en puntos energéticos estratégicos. Pueden tener efectos en la química sanguínea aumentando la hemoglobina y los glóbulos blancos encargados de la defensa del cuerpo.

Aromaterapia:

  • Es el uso de aceites esenciales provenientes de las plantas (flores, hierbas o árboles) como terapia para mejorar el bienestar físico, emocional y espiritual.

Meditación

  • Su objetivo es serenar la mente y las emociones del paciente para que este consiga un estado de paz natural y lo ayude a afrontar el tratamiento.

Terapia física:

  • Se basa en el ejercicio terapéutico moderado y la aplicación de técnicas de relajación para mejorar el sueño, recuperar la energía vital, evitar el sedentarismo, evitar la pérdida de masa muscular y favorecer la expansibilidad torácica.

Terapia psicosocial:

  • Consiste en el reconocimiento y atención del aspecto emocional del paciente y su entorno. Se enfoca en favorecer una adecuada red de apoyo, realizar terapia no solamente al paciente diagnosticado con cáncer, sino a su familia.

Homeopatía:

  • Se han encontrado estudios con extractos de Rhus verniciflua Stokes con lo que se ha comprobado eliminación de metástasis in vitro. Su principal efecto es la inhibición de angiogénesis, esto quiere decir que evita que se generen vasos sanguíneos que alimentan al tumor.
  • Otros Sars, Phyto y Ruta demostraron actividad tanto citotóxica como antiproliferativa. Se encuentran como manejo coadyuvante otras homeopatías que ayudan al manejo de efectos secundarios de la quimioterapia como náuseas, inapetencia, ansiedad y depresión.

Uso de cannabinoides:

  • El Cannabis medicinal ha comprobado ser beneficioso para tratar las dolencias producidas por el tratamiento del cáncer. Disminuye las náuseas y vómitos, estimula el apetito y alivia el dolor que algunos tratamientos de quimioterapia y radioterapia producen.
  • Está en investigación su incidencia en la  muerte de las células tumorales, reduciendo su potencial de propagación y metástasis; por lo pronto, se ha concluido que el receptor 2 del cannabinoide puede ser determinante en la progresión del carcinoma renal, sin embargo, requiere más estudio.

Fuentes

Galván G, Guajardo R, Quintana O, Rodríguez J. Patología renal. In: Valencia Mayoral P, Ancer Rodríguez J. eds. Patología New York, NY: McGraw-Hill; 2014.

Koeppen BM, Stanton BA; Renal Physiology; 5th edition; Philadelphia; Mosby Elsevier; 2013